Autor: E. V. Pita
Fecha de publicación: 31 de agosto de 2013
La Voz de Galicia / sección opinión : Almuerzo gratis
La suerte de Liverpool
Las grandes ciudades industriales y portuarias de Inglaterra como Liverpool y Bristol o la galesa Cardiff entraron en declive hace décadas. Todas siguieron un mismo patrón para reinventarse y buscar un nuevo modo de vida. Reconvirtieron sus muelles en ruinas, antes repletos de chimeneas y barcos, en zonas de ocio con museos, edificios de diseño vanguardista, palacios de congresos y centros comerciales que atraen a millones de turistas al año. En verano, no cabe ni un alfiler. La que más suerte ha tenido ha sido Liverpool. No solo porque su club de fútbol acabe de fichar al exceleste vigués Iago Aspas ni porque en su club The Cavern hayan triunfado los Beatles. Simplemente, las tiendas llenas de turistas. El modelo de revivir una ciudad funcionó no solo en Liverpool si no también con la rehabilitación de la fachada marítima de Barcelona, por ejemplo.
Estas historias de éxito nos hacen pensar que el proyecto Abrir Vigo al Mar valió de algo y que la rehabilitación del Casco Vello necesita un impulso final para dinamizar su economía. Hay que preguntarse por qué los turistas gastan su dinero en los cascos históricos ingleses o franceses como Saint-Maló, Ruan, Oxford, Bath o York. Muchos tienen castillos, ruinas romanas o calles antiguas. Vigo también. La clave de su éxito es que convirtieron su ciudad en un parque temático con atracciones y espectáculos.
El colmo del rigor histórico es Stradford-Upon-Avon, patria chica de Shakespeare, donde las tiendas tienen las fachadas torcidas para imitar las casas de la Edad Media. El forastero se va encantado. Recrear esa atmósfera en Vigo sería como si la plaza de O Berbés fuese rehabilitada fielmente a su imagen de postal de 1900, con barcas en los arcos, o que todas las tiendas de Príncipe tuviesen letreros o farolas del siglo XIX.
El colmo del rigor histórico es Stradford-Upon-Avon, patria chica de Shakespeare, donde las tiendas tienen las fachadas torcidas para imitar las casas de la Edad Media. El forastero se va encantado. Recrear esa atmósfera en Vigo sería como si la plaza de O Berbés fuese rehabilitada fielmente a su imagen de postal de 1900, con barcas en los arcos, o que todas las tiendas de Príncipe tuviesen letreros o farolas del siglo XIX.
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