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GALICIA - PORTUGAL «Cortaron el cordón umbilical»

La Voz viajó en el tren Vigo-Oporto, que dejará de operar el domingo
Autor: E. V. Pita
Localidad: Oporto
Fecha de publicación: La Voz de Galicia , 6 de julio de 2011

Son las 7.40 horas. Un billete para Oporto. La cajera de la estación ferroviaria de Urzaiz sonríe: «No va a durar mucho». La línea cierra el domingo. El tique cuesta 3,05 euros de Vigo a Valença. El revisor luso cobra el resto. La máquina que cruza la raia es un viejo modelo de Comboios de Portugal (CP) con 160 plazas y que recuerda a los míticos camellos cargados de estudiantes a Santiago. Arranca con seis minutos de retraso con una veintena de viajeros en cuatro vagones modernizados. Los más madrugadores han sido unos mochileros y peregrinos del norte de Europa, profesionales portugueses y obreros.
La noticia de que CP va a suprimir el próximo domingo la línea de Vigo a Valença ha caído como un jarro de agua fría. «Lo uso muchas veces porque vivo en Marín y es muy práctico porque me acerca a Vigo y luego puedo viajar cómodamente a Oporto, para visitar a mi familia», dice Natalia Freitas. Ella, sus dos niños y el gato son los únicos ocupantes del vagón de cabeza. Ahora busca una alternativa: «Tendré que tomar un bus porque, si no, debería ir en avión desde Santiago».
El segundo vagón es ocupado por ocho extranjeros. Una pareja de mochileros, con la concha de Santiago, cubren un bono Interrail, y otra joven consulta su portátil. «Es la primera vez», relata una familia en inglés.
El tercer vagón es el más animado. Dos profesoras brasileñas de la Universidad de São Paulo trabajan con su ordenador portátil apoyado sobre una maleta. Asistieron en Vigo a un congreso de educación y ahora van a otro en Braga. Se enteraron de esta línea por Internet el año pasado. «Nos llevamos un susto al saber que iban a quitar el tren, fue una sorpresa», dicen.
El abogado lisboeta Vitor Gomes fotografía la ría desde la ventana e interviene en la charla: «Es una pena que no haya más frecuencias. Lo hubo tres veces por día». Este profesional viaja desde 1999 desde Madrid a Lisboa, con parada para dormir en Vigo y sigue a Oporto, donde cambia de tren. Gomes tiene su propia teoría sobre la supresión del servicio. «El tren de la CP llega a Vigo al mediodía y está parado siete horas. Eso no es rentable porque el material hace falta abajo. Portugal necesita esas motoras, sobre todo en el corredor de Lisboa al Algarve. Esto es lo mismo que ha pasado en Badajoz». Su solución es sencilla: un tren de Vigo a Valença, y allí hacer el transbordo.
La primera parada es Redondela. Suben una decena de pasajeros, entre ellos un estudiante cargado de maletas y dos turistas brasileños. Cuando el convoy cruza el puente internacional del río Miño, los pasajeros se levantan y disparan sus cámaras.
El tren de la playa
Llegada puntual a Valença. Los peregrinos con mochila se apean y suben casi un centenar de pasajeros que lo usan como cercanías para desplazarse a Viana do Castelo y otras villas de la Costa Verde. Los paneles digitales promocionan el servicio veraniego: «Nom perda tempo en chegar á praia». El viaje es agradable, con un paisaje repleto de viñas, marismas, playas bravas, coloristas iglesias, chalés de estilo racionalista y mansiones coloniales. El revisor de la CP cobra 9,35 euros por el trayecto a Oporto. «No sé por qué van a quitar la línea de Vigo», admite. Los vagones van atestados, con ancianas labriegas, jóvenes con portátiles o MP3 y raperos. En Barcelos, el convoy se cruza con el tren a Vigo.
Sergio Miguel Enríquez Sousa estudia biología molecular en Santiago, pero su familia reside en Lisboa. «Esto me pilló por sorpresa. Hace seis años que hago este trayecto de un tirón, con un transbordo en Redondela. No sé cómo voy a hacer ahora para ir a los exámenes de septiembre porque el tren me va a dejar tirado en Valença por falta de combinaciones con Tui. Nos han cortado el cortón umbilical entre Lisboa y Santiago», dice.
Tras tres horas de ruta, el tren llega a la terminal de Campanha. Tres turistas gallegos siguen en metro ligero hasta la más céntrica estación de São Bento. A una manzana, en Os Aliados, para el autocar de Autna, que cobra 12 euros por el servicio a Vigo, que dura 1 hora y 40 minutos.

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Publicado en La Voz de Galicia, edición Vigo
Domingo , 14 de septiembre del 2014
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"Vigo también pierde el tren a Francia" (2014)


Renfe descarta reponer los viajes nocturnos a Irún y Hendaya. El enlace con el veloz TGV galo que va a Burdeos, Toulouse, Lourdes y París no es posible sin pernoctar



Vigo se descuelga de la alta velocidad. Sin la variante de Cerdedo, carece de salida directa a Madrid. El AVE con Oporto se ha sacrificado por la crisis. Y ahora pierde el enlace con el TGV francés. El único servicio Arco que comunica a diario la ciudad con Palencia, Burgos, el País Vasco y la villa gala de Hendaya solo circula de día. Sale a las 9.35 horas y tarda once horas y media en llegar. El problema está en que los pasajeros que siguen rumbo a Francia se apean a las 21.30 horas en la estación de Hendaya y se topan con la desagradable sorpresa con que han perdido el último tren veloz a Burdeos o a París. Salió dos horas antes, a las 19.24 horas, y no hay otro convoy hasta las cinco de la mañana. El viajero, al quedarse sin enlace, se ve obligado a pernoctar en un hotel. A la vuelta, hay la misma falta de sincronización horaria.
Fuentes de Renfe explican que los enlaces desaparecieron desde que Francia eliminó su TGV nocturno que unía París en 6 horas con la frontera española. Tampoco parece que haya intención de adelantar dos horas el tren de Vigo a Hendaya para llegar a tiempo al último TGV.
Los expertos ferroviarios consultados también descartan que, a corto plazo, la compañía vaya a reponer el tren nocturno de Galicia al País Vasco. Todo lo contrario, los convoyes de noche tienden a desaparecer porque los pasajeros prefieren viajar de día.
Por tanto, Vigo queda descolgado de la red de alta velocidad del suroeste de Francia. Numerosas ciudades de esa región son de interés para los gallegos. Muchos emigrantes trabajan en el País Vasco y las cercanas Biarritz, Bayona o St. Jean de Luz, París y su extrarradio. Burdeos, a solo dos horas y media de Hendaya en tren de alta velocidad, es una zona clave para los exportadores de vinos de las Rías Baixas y para los bodegueros que compran caldos franceses. Y el puerto de Nantes tiene importancia en el transporte logístico y es la puerta a Bretaña. El viaje a estas regiones francesas, a casi mil kilómetros de Galicia, se puede hacer en coche en 10 horas. Ese trayecto en tren, con un buen enlace, solo llevaría 14 horas a Burdeos y 18 a París.
El TGV también resulta útil para los peregrinos que regresan a su casa, los que quieren iniciar el Camino de Santiago desde Tours, para los dibujantes y aficionados que van a la feria internacional de cómic de Angulema o para quienes se dirigen a Toulouse y al santuario de Lourdes. Mochileros que hacen el InterRail o estudiantes Erasmus ven esta opción más barata que el avión. Un vuelo de Vigo a París cuesta de 166 a 291 euros pero hay salidas lowcost desde Oporto a Burdeos.
En realidad, se puede llegar a París en 18 horas en tren, pero con algún atajo y mucho estrés. Por ejemplo, si se viaja doce horas en bus nocturno de Vigo a Irún, allí se toma un metro (El Topo) a Hendaya y luego el primer TGV a la capital gala. Otra solución es salir en el tren hotel nocturno a Madrid, apearse en Medina del Campo a las 4.50 horas y seguir a Hendaya. También es posible viajar de noche en el tren hotel Vigo-Barcelona (15 horas) y tomar el AVE a París en la estación de Sans. Son más de 6 horas de viaje y varios hacen transbordo en Lyon.
Quien haya pensado desplazarse en Alvia de Vigo a Madrid y tomar allí el AVE a París va muy errado. Se han suprimido todos los trenes directos Madrid-París. Hay que ir necesariamente por Barcelona.

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