domingo, 21 de enero de 2018

"Ramón Suárez: «En seguridad digital muchos siguen 'a velas vir'»" (2017)


Ramón Suárez: «En seguridad digital muchos siguen 'a velas vir'»


Ramón Suárez es un «influencer» experto en la industria 4.0., un tipo de tecnología que conectará entre sí 50.000 millones de dispositivos de robotización, impresión 3D e Internet de las Cosas. Teme que en un mundo hiperconectado, los «hackers» hagan peligrar vidas.

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https://www.lavozdegalicia.es/noticia/extravozred/2017/11/24/ramon-suarez-seguridad-digital-siguen-a-velas-vir/00031511523561842880367.htm

 
Autor: E. V. PITA

Publicado el 26 de noviembre del 2017

Publicado en Suplemento ExtraVoz RED de La Voz de Galicia

Ramón Suárez es un influencer y mentor digital a nivel europeo y especializado en la industria 4.0, y coordinador de la red gallega de FabLabs. Ha participado hace poco en eventos como Hack & Beers de Vigo, las presentaciones de la Cátedra Telefónica y la Cátedra de Industria Conectada del ICAI-ICADE de Comillas, impartió charlas sobre industria 4.0 en Extremadura y estuvo en la mesa redonda sobre tendencias en el Encuentro Internacional de Ciberseguridad del Incibe en León. «Los expertos coinciden en que las claves para la ciberseguridad son la anticipación y predicción de ataques mediante analítica de datos e inteligencia artificial», señala.

-¿Ponga un ejemplo de cómo los ciberataques de la industria 4.0 nos afectan?

- En caso de que el sistema de inteligencia artificial (Machine Learning) no detecte a tiempo una infección, un ciberpirata podrá imprimir lo que quiera, podrá encargar con su móvil a una empresa de logística que lo recoja y que se lo lleve a su casa (o regalárselo a su peor enemigo), y ya de paso piratear también la cuenta bancaria para que lo pague todo su mayor rival. Esto dicho así suena a chanza, pero supongamos que un ciberataque masivo hace que miles de impresoras se pongan a hacer esto en pleno Black Friday, podrían colapsar el sistema logístico con pedidos absurdos, y se liaría una buena a gran escala. En caso de que suceda, siempre se podrá desenchufar el cable de la impresora

- ¿Están desprotegidas las empresas 4.0 gallegas? ¿Qué se puede hacer?
- Están al mismo nivel que otras pero en Galicia hay muy pocas industrias que estén avanzando hacia el 4.0, son casos puntuales. El reto está en que el empresariado gallego se tome en serio el tsunami 4.0 que se está acercando a gran velocidad, y ante el cual muchos aún siguen a velas vir. Hay que espabilar y desarrollar una hoja de ruta ágil para la transformación digital profunda de nuestra economía, para poder coompetir (cooperar y competir) en los nuevos modelos de negocio que surgen con la cocreación. Estamos a tiempo, podemos hacer historia en esta cuarta revolución industrial.

- ¿El espionaje industrial es un riesgo real?

- Está sucediendo ya, y las principales industrias se están preparando. Pero esta carrera es imparable. Tanto las grandes empresas como las pymes, micropymes y empresarios individuales deben proteger sus sistemas para avanzar en la nueva industria 4.0. No hay vuelta atrás.

-¿Cómo está la formación en ciberseguridad en Galicia?

-Tenemos una gran Escuela de Telecomunicaciones y otra de Informática. En la de Telecos de la Uvigo ya se ha creado una cátedra de Ciberseguridad y lanzarán un máster en colaboración con A Coruña. Aunque necesitamos más especialistas en otros niveles, como la FP, o la formación especializada de ciclo corto, que de momento no abunda.

-¿Qué cuestiones de seguridad de la industria 4.0 preocupan a los expertos?

-La seguridad y la ciberseguridad en las operaciones industriales son un factor clave para la transformación digital en la llamada industria conectada del futuro. A las empresas más adelantadas les preocupa la protección y defensa proactiva (medidas y contramedidas predictivas para anticiparse a posibles ciberataques), la detección temprana de los ciberataques (según algunas estadísticas, más del 60% de los ataques no se detectan previamente), la ciberresiliencia (capacidad de resistir y responder a un ciberataque en caso de que se produzca, adaptarse y volver a las operaciones habituales minimizando las consecuencias), y la actualización de los sistemas de proceso de información y comunicación al mismo ritmo que lo hace la ciberdelincuencia.

-¿Qué otras cosas son importantes?

-La falta o escasez de normas estándares, tanto en la industria 4.0 como en ciberseguridad. Aunque existen algunas, no son suficientes. Toda la cadena de valor de todos los sistemas productivos, empresas de servicios, administraciones públicas y consumidores estará interconectada entre sí a través de las redes de telecomunicaciones con dispositivos de largo y corto alcance, por lo que las vulnerabilidades a posibles ciberataques será cada vez mayor.

-¿Dónde está el mayor riesgo?

-Las posibilidades de atacar cualquier aparato electrónico que esté conectado a un concentrador de datos o a un centro remoto de procesamiento se multiplican exponencialmente. Varios estudios de grandes corporaciones y gobiernos hablan de que en el 2020 habrá más de 50.000 millones de dispositivos conectados a Internet, y el tráfico de datos crecerá exponencialmente.

-¿Por qué hay tanta alerta?

-Sin ciberseguridad, todos los aparatos pueden ser manipulados y usados con fines maliciosos para perpetrar ataques masivos a otros sistemas de información mayores y saturar los accesos y redes de telecomunicación globales. Los sistemas críticos y esenciales son los que más preocupan porque son imprescindibles para mantener operativa la fábrica y la interacción con clientes y proveedores.

-La industria 4.0. aún está en pañales. ¿Y si un hacker descubre un agujero de seguridad y lo arruina todo?

-Hay una ardua tarea en anticiparse a los ciberdelincuentes. Y es importante pensar en todo el ciclo de vida del producto, incluso en sus fases de diseño, ya que un modelo virtual desarrollado con herramientas de simulación 3D podría ser modificado por una intervención maliciosa, con lo que el resultado de fabricación sería inesperado y acarrearía problemas. La idea para protegerse es seguir normas básicas desde los niveles más bajos de operación, de control básico de dispositivos, de supervisión, de operadores o de sistemas de información. Hay gran escasez de estos profesionales y el mercado de formación debería ponerse las pilas para cubrir la demanda.

-¿Cómo afectarían los errores de seguridad a Internet de las Cosas?

-Lo más preocupante son los huecos por los que se pueden colar los ciberataques. El cuchillo está en todas las mesas y casi nadie lo usa como arma. Cuando todo esté conectado con todo, y se pueda manejar a distancia, también tendremos que ir creando conciencia del buen uso para que no vayamos hacia atrás. Máquinas tenemos hace varios siglos, pero su buen uso hará que una economía y sociedad 4.0 sea más justa y sostenible.


Peligro en la industria 4.0



Belén Pérez es una ourensana establecida en Vigo que tiene nivel profesional negro en ciberseguridad. Fue una de las coorganizadoras del evento Hack and Beers en Vigo y aclara que «hacker no es lo mismo que delincuente, estamos batallando contra esa creencia». Ella y su compañera en Balidea, la ingeniera Lucía Anta, advierten que «al introducir sistemas informáticos o de comunicaciones (IT) en un mundo productivo o industrial (OT) estamos generando nuevas fuentes de fallo de los que a veces no somos conscientes». La industria 4.0 incluye dispositivos de Internet de las Cosas de bajo coste, por lo que no tienen mecanismos de seguridad. Al ser mayoritariamente inalámbricos, su uso debe estar muy acotado, porque de lo contrario cualquier inhibidor de frecuencias bloqueará las señales.

Respeto a la confidencialidad, creen que al no llevar sistemas de cifrado (que encarecerían y ralentizarían los procesos) cualquiera que intercepte la señal la podría leer y analizar. A esto sumamos que casi ninguno lleva sistemas de autenticación y autorización que limite el acceso a la información, estará accesible a todo el mundo en la zona de alcance de la señal.

En cuanto al tercer pilar de la ciberseguridad, la integridad, cualquiera que intercepte y analice la señal, podrá reproducirla o manipularla enviando señales diferentes con información y órdenes distintas a las originales, generando acciones o estados no deseados. Estas expertas dan un toque de alerta: «Si usamos este tipo de dispositivos en entornos críticos, sanitarios, industrial... ya no solo tendremos pérdidas de información o reputación de las compañías. Estamos hablando de vidas de seres humanos, de accidentes que puedan afectar al medio ambiente... y las consecuencias pueden ser incalculables».

"Hacker ruso, ¿mito o realidad?" (2017)

Hacker ruso, ¿mito o realidad?


Ha estallado la ciberguerra. La geopolítica ha cambiado e Internet es el nuevo «Gran Juego» de las potencias. Todos los Estados intentan saber qué hacen los demás. El hacker o «troll» ruso interfiriendo en la elección de Trump, el Brexit o Cataluña ya forma parte de la cultura popular pero ¿hay pruebas? ¿Quién está detrás de estas injerencias? Un experto concluye: «No lo vamos a saber ni tú ni yo».

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https://www.lavozdegalicia.es/noticia/extravozred/2017/12/08/hacker-ruso-mito-realidad/00031512733180632931918.htm

Autor: E. V. PITA

Publicado en el suplemento ExtraVoz RED de La Voz de Galicia

Publicado el 10 de diciembre del 2017

El reciente libro del historiador Ian Morris, La guerra, ¿para qué sirve? concluye que desde que finalizó la Guerra Fría Estados Unidos ha sido el único policía global y ha fomentado el desarrollo del comercio internacional en un marco de paz durante tres décadas. Pero el apagón total de Tallin, en Estonia, en el 2007, marcó el inicio de un conflicto nuevo: la ciberguerra. Al poco, la OTAN instaló en el Báltico un centro de vigilancia de Internet junto al gigante ruso. Tiempo después hubo otro caso, un virus averió una central nuclear en Irán.

Eric Schmidt y Jared Cohen, en El futuro digital (2013) advierten de que estos episodios dan una idea de cómo va ser la ciberguerra del futuro, con divisiones de informáticos hackeando programas del enemigo o defendiéndose de los ataques informáticos de otros países. Según dicen, ahora se libra una guerra de espionaje entre todas las potencias pero podría dar un salto a una guerra de verdad con soldados hackers que pelean desde del ordenador introduciendo virus al enemigo.

Un experto en delitos informáticos, que prefiere guardar el anonimato, admite que «la geopolítica ha cambiado, todos los Estados quieren saber lo que están haciendo los demás, nadie quiere quedarse atrás. Todos lo hacen, pero es muy difícil saber quién está detrás de cada ataque porque no lo vamos a saber ni tú ni yo»

El perito judicial informático Claudio Chifa, que charló hace una semana en el CyberCamp de Santander, cita cinco ciberguerras famosas desde el 2010. El primer ataque, Aurora, fue un shock. Aparentemente los piratas informáticos chinos atacaron a muchas organizaciones estadounidenses, incluido Google. Hillary Clinton culpó a China. Ese mismo año estalló Stuxnet (2010), diseñado para atacar sistemas industriales con al menos cuatro 0day (vulnerabilidad aún no conocida o en su defecto corregida por el fabricante). A mayores, se observaron capacidades de replicación y transmisión del mismo con pendrive o discos duros externos. Culparon a EE.UU. y a Israel. En el 2012 irrumpió Flame o Skywiper. Parecía estar apuntando a Irán y los países de Medio Oriente y consistía en múltiples módulos con funciones especializadas, «claramente el trabajo de una entidad con recursos considerables». Era tan astuto que usó una suplantación de un certificado de Microsoft y funciones de rootkit. Culparon a USA e Israel.El mismo año se detectó el ataque Red October. Parecía una campaña de larga duración dirigida a los estados de la Federación Rusa y Europa del Este y consiguió vigilar a diplomáticos y científicos. Fue reportado por primera vez por la firma de seguridad Kaspersky Lab. En su día, culparon a Rusia e Israel.

Este mismo año 2017 ha sido descubierto otro ciberataque, el Crash Override, una amenaza que intentó replicar el ataque del 2015 que dejó a Ucrania sin electricidad durante varias horas.

En el último año los ciudadanos han asistido atónitos a tres guerras híbridas, una combinación de ciberguerra e injerencias en países extranjeros a través de campañas fraudulentas de SEO (comprar likes para promover bulos). Sirvieron para apoyar en las elecciones a Trump, fomentar con fake news el Brexit y envenenar el clima del 1-O de Cataluña. La culpa recayó en los trolls o hackers rusos pero los expertos consultados tienen dudas. Es cierto que el mercado de hackers de Rusia mueve millones pero los contratan gente de fuera.

 «En mi opinión, los bulos que han llevado a cambiar la opinión publica sobre Clinton, Trump o el Brexit son obra de los propios publicistas que se encargan de potenciar la imagen de sus partidos o de minar la confianza hacia sus opositores», dice Chifa. A diferencia de la prensa, «en Internet publicas cualquier cosa sin límites ni filtro».Según Chifa, los publicistas contratan o compran likes en páginas especializadas para potenciar dichas noticias. «La presión social nos hace prestar atención antes o dar más credibilidad a noticias que tienen un millón de me gusta o retweets», dice. Recuerda que en España y Estados Unidos comprar 5.000 followers de Twitter cuesta 45 euros y en Rusia solo tres. «En España nos puede costar 4.000 euros lograr que una noticia sea trending topic, en Rusia solo 350», recalca.

El abogado Josep Jover, especializado en derecho tecnológico, sospecha que detrás de los bulos del conflicto de Cataluña hay «empresas contratadas por países. Hay que olvidarse del concepto de Estado. Desde el 15-M hay más tecnología delante de la policía que detrás de la misma». Añade que «los principales clientes de las empresas dedicadas a la manipulación de las redes sociales y a la creación de opinión o de la contraopinión son estados democráticos y no lo hacen desde el comedor de casa, sino desde donde no pueden identificarlos». Cita a un conocido partido político que, según él, ha sido cliente de bots en una empresa rusa.

 «Si ha habido hackers rusos han sido contratados precisamente por quien puede culpar a los rusos si pasa algo. Recurren a ellos por precio y capacidad de ocultamiento, al menos es lo que constatamos en Aspertic, en el análisis de las ciberextorsiones», dice Jover. Añade que en Cataluña «ha pasado una cosa que creo importante, tuiteas una noticia e inmediatamente hay alguien que te pide públicamente explicaciones de dónde la has sacado. Y eso es un gran cambio, está naciendo una cultura de la verificación».

"El bum del ladrillo resurge en Lisboa y Oporto" (2017)

El bum del ladrillo resurge en Lisboa y Oporto con la rehabilitación del centro

Multitud de grúas pueblan el casco histórico del Douro y la zona portuaria del Tejo

Enlace original en:
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/economia/2017/08/21/bum-ladrillo-resurge-lisboa-oporto-rehabilitacion-centro/0003_201708G21P18991.htm

Publicado en La Voz de Galicia (sección Economía)

Autor: E. V. PITA

Fecha de publicación: 22 de agosto del 2017

Portugal está irreconocible. Tras siete años de crisis, vuelve la fiebre constructora al país vecino. El bum del ladrillo apuesta por la rehabilitación de grandes edificios en el casco histórico de Lisboa y Oporto, este último patrimonio mundial de la Humanidad. La actividad ha sorprendido a los extranjeros habituados a viajar por las grandes ciudades del continente: «Lo que está pasando en Portugal no tiene parangón en Europa, es donde más se construye ahora», dice un arquitecto holandés.En Oporto, las grúas se levantan por todos lados, mientras que en Lisboa los inversores están reformando grandes edificios a lo largo del puerto, entre la estación de Santa Apolonia y la Praça do Comerço. La inversión parece estar enfocada a explotar el turismo.

En Oporto, las rehabilitaciones se centran en viejos edificios de cinco plantas, abandonados y ruinosos, pero muy bien situados. Es el caso de un enorme inmueble de cinco plantas recién vaciado y que hace esquina en la plaza de A Liberdade, entre la torre de Os Clérigos y la estación de Sao Bento. Se trata del lugar más bullicioso de la ciudad y el edificio perfecto para montar unos grandes almacenes, oficinas o un hotel.Bajando por la calle Mouzinho da Silveira, una peatonal del barrio histórico sembrada de tiendas nuevas, surgen a ambos lados andamios que evidencian la activa reforma de inmuebles. Es un vial en obras, en el que incluso participa la constructora gallega San José, y por el que transitan a diario miles de turistas que se encaminan hacia el puerto. Hasta en las calles interiores del casco antiguo se observa la renovación de locales de hostelería o tiendas para turistas. Los inversores también apuestan por abrir modernos apartamentos en el enclave favorito del forastero.Para hacerse una idea hay que cruzar el puente de hierro Luís I y observar la ciudad desde la orilla de las bodegas. En el skyline de Oporto se cuentan más de media docena de grúas repartidas por todo el casco histórico, todavía muy machacado. Justo ante la Torre dos Clérigos, el Banco Santander-Totta rehabilita un inmenso edificio universitario.

En Lisboa, a dos horas y media en tren de Oporto, la estrategia es similar. Apostar por vaciar grandes edificios ruinosos en el centro, levantar modernas viviendas o sedes y multiplicar su precio. La reurbanización portuaria en la franja costera gira en torno a la futura terminal de cruceros y la estación de Santa Apolonia. En la Praça do Comerço, la Cámara municipal invierte 9 millones para renovar el gran museo Mude de diseño y moda.

"Prosumidores, el producto eres tú" (2017)

Prosumidores, el producto eres tú

Internet y la cultura digital han generado un nuevo modelo de economía basada en el «prosumidor». Prácticamente todos somos prosumidores, pues somos consumidores y productores a la vez cuando colgamos una foto en Facebook o Instagram. Los autores debaten ahora sobre si la audiencia que trabaja gratis debe cobrar algo.

Link original en:
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/extravozred/2017/12/08/prosumidores-producto-tu/00031512733546450441710.htm

Autor: E. V. PITA

Fecha de publicación: 10 de diciembre del 2017

Publicado en el suplemento ExtraVoz RED de La Voz de Galicia

El prosumidor se ha convertido en el motor de la nueva economía de Internet y ahora nadie lo va a dejar escapar. Es como si el cliente que va a comprar un coche saliese de la fábrica con una bolsa de tornillos para ensamblar la carrocería en su casa. El primero en dar la alarma fue George Ritzer en su libro La McDonalización de la sociedad, publicado en 1993. Descubrió que ciertos negocios de comida rápida habían encajado al cliente dentro de la cadena de montaje y le estaban trasladando parte del trabajo (como servirse su propia comida a la mesa o tirar la basura) sin compensarlo. El consumidor esperaba largas colas para ser atendido y, si hacía cuentas, le salía mejor comer en casa. Este sistema de trasladar el trabajo al cliente se ha generalizado en la era digital.

El sociólogo Alvin Toffler abordó el asunto del cliente-currante en su libro La Revolución de la Riqueza (2006). Predijo que pronto los hogares imprimirían en 3D sus propios productos. Vio que el consumidor clásico era reemplazado por el cliente que salía de la tienda y montaba el mueble en casa. La era digital permitía al aficionado con cámara digital retocar y revelar sus fotos. Se perdían empleos pero era el precio del progreso. Pero Toffler vio un efecto perverso: los prosumidores gastaban tiempo de su ocio para trabajar gratis para el fabricante a cambio de nada. Estaban desplazando al consumidor una parte del coste de las horas de mano de obra. Ese mismo año Facebook empezó a reclutar amigos. Una década después roza los 2.000 millones de usuarios que suben fotos, comentarios, votan me gustas y comparten eventos sin generar derechos de autor. La Wikipedia moviliza a miles de voluntarios que pasan noches editando entradas. Las plataformas de Internet han montado un negocio a base de exprimir la colaboración y los datos de sus usuarios. Un autor concluyó: «Si no estás pagando por algo, entonces es que tú eres el producto que se vende».

Guy Standing, en El precariado (2011), advierte que «ha surgido un tipo de trabajador que cobra un sueldo miserable y trabaja más de la cuenta de forma intermitente y sin aspirar a mejorar su categoría ni obtener un empleo de por vida». Autores posteriores incluyen a los colaboradores de Internet dentro del precariado. El ejemplo: un aficionado oferta sus fotos en una web, gana calderilla y expulsa del mercado a los profesionales. Jaron Lanier, en ¿Quién controla el futuro? (2013), propone como solución «monetizar» Internet y que cualquier producto subido a la Red, incluidos los datos personales, generen micropagos y creen una clase media.

"¿Es Internet una distopía?" (2017)

¿Es Internet una distopía?

Diversos críticos lamentan que el espíritu colaborativo de Internet haya degenerado en una sociedad egoísta, transparente y automatizada. «Ya no leemos, escaneamos, somos máquinas», avisa Carr. Acusan a los «tiburones» de Wall Street de haber «monetizado» el idealismo de Silicon Valley.

Ver el link original:
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/extravozred/2017/11/24/internet-distopia/00031511524414385843754.htm

Autor: E. V. PITA

Publicado el 26 de noviembre del 2017

Publicado en suplemento ExtraVoz  RED de La Voz de Galicia

Internet fue un proyecto público y solidario que revolucionó nuestras vidas: podemos comprar billetes de avión o libros on line, resolver dudas al instante, enviar mensajes instantáneos o contratar un taxi o un piso muy baratos con un simple clic. Pero los beneficios de la economía colaborativa no ciegan a un grupo de teóricos que no oculta su desengaño y alerta de los peligros de la red global. Por ejemplo, el filósofo Byung-Chul Han avisa de que Internet ha creado una sociedad de la transparencia donde todos somos vigilados. Antes, en un partido de fútbol podías desahogarte gritando entre la masa del público, pero si ahora lo haces en Twitter todos saben quién eres dentro del «rebaño digital». Equipara la Red con un panóptico, la torre de una cárcel rodeada de celdas sin que nadie pueda saber a quién observa el vigilante.

 Pero incluso Internet podría estar cambiando nuestra forma de pensar y recordar. Así lo cree Nicholas Carr en su libro Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?, del 2011. Sostiene que Internet está cambiando nuestros cerebros para adaptarlos al multiproceso (atender a seis tareas o más a la vez) y la gestión rápida de montañas de información. No leemos, escaneamos. Su temor es que nos convirtamos en máquinas porque aspectos humanos como la compasión o la empatía necesitan tiempo para reposar en la mente y la frenética marea de datos de Internet impide la memorización y el asentamiento y razonamiento.

 Eli Pariser, en su libro El filtro burbuja, del 2011, señala que, en el origen, los propios creadores de Google hicieron una apuesta por la búsqueda neutral como forma de saber todo pero pronto cayeron en la realidad de que si querían ganar montañas de dinero deberían ir de la mano de las empresas de publicidad. Para Pariser, con las búsquedas personalizadas desaparece la serendipia (el arte de buscar algo y encontrar algo mucho más valioso) y ahora el internauta solo recibe, a través de un filtro robotizado, lo que quiere ver y escuchar. Además, las grandes plataformas han creado un perfil de cada usuario con miles de datos sobre él que revenden al mejor postor.

Jaron Lanier, en ¿Quién controla el futuro?, del 2013, propone que cada usuario cobre algo de dinero por sus contenidos y datos. Tom Slee, en su libro Lo mío es tuyo, del 2016, estudia cómo funcionan las plataformas de la economía colaborativa, caso de Uber o Airbnb. Dice que ambas acaparan las reservas y sus competidores quiebran o solo captan ventas marginales. Además, estas compañías que facturan tantos millones apenas pagan impuestos ni crean trabajos, porque están diseñadas para no gastar nada y recoger todo el beneficio para ellos. Slee culpa a los tiburones de Wall Street que se han mudado a Silicon Valley y solo piensan en ganar fortunas.

Solucionismo
Evgeny Morozov, en su libro La locura del solucionismo tecnológico, del 2013, se burla de la ideología de los fanáticos de la tecnología de Silicon Valley, quienes creen que todo se arregla con algoritmos. La salvación de la humanidad, ironiza Morozov, que propone Silicon Valley es usar dispositivos de alta tecnología y autovigilancia para vencer la obesidad, el insomnio y el calentamiento global y almacenar todo lo que hacemos. La política quedará reemplazada por grupos de discusión al estilo Groupon. «La gente hace lo debido para ganar puntos, insignias y dinero virtual. Esto no es una distopía, ya se está desarrollando. Silicon Valley quiere meternos a todos en una camisa de fuerza digital», avisa.

Y Andrew Kenn, en Internet no es la respuesta, del 2015, critica la ideología libertaria y egoísta de los emprendedores de Internet que quieren hacerse los guays y cools. «Apenas pagan impuestos pero se aprovechan de tecnologías desarrolladas por el sector público para amasar fortunas y acrecentar la desigualdad. Internet fracasó como proyecto público», afirma.

"Vigo lidera la primera comunidad de mujeres informáticas de Galicia" (2018)

Vigo lidera la primera comunidad de mujeres tecnológicas de Galicia

Tres emigrantes retornadas del Reino Unido fundan GalsTech para lograr mayor diversidad

Enlace al link original:
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/vigo/vigo/2018/01/17/vigo-lidera-primera-comunidad-mujeres-tecnologicas-galicia/0003_201801V17C1992.htm

Publicado en La Voz de Galicia (edición Vigo)

Fecha de publicación: 17 de enero del 2018

Autor: E.V.Pita

Tres emigrantes retornadas del Reino Unido fundaron en julio la primera comunidad de mujeres expertas en tecnología de Galicia, a la que bautizaron GalsTech. En seis meses, las tres organizadoras, Ana Cidre, Verónica Pérez y María Sáez, han agrupado en una red a 56 profesionales de informática, programación y márketing digital para compartir sus inquietudes. Han organizado dos reuniones (las llaman meetups) en Vigo para charlar, asisten juntas a eventos o imparten charlas en colegios. La próxima cita será el viernes en el Cesga de Santiago a las 18.30 horas para planificar sus actividades de este año. «Nos reunimos una vez al mes para hacer algo de tecnología, dar charlas o ir a colegios e institutos a enseñar programación. Los niños ven natural que hable una mujer, tuvimos talleres e hicimos una versión de la web de GalsTech entre todas. Hicimos una lista de todo lo que nos gustaría aprender, animamos a las mujeres a hablar en público y ser ponentes y estamos en contacto al ir a eventos por si pasa algo o hay algún malentendido», dice Cidre. «Conseguimos visibilizar a la mujer. Queríamos romper esa barrera, normalizar que las chicas también van a las conferencias», afirma Sáez.

GalsTech (juego de palabras entre gals, chicas en inglés, y Galicia, y tecnología) se ha integrado en el metagrupo VigoTech, que suma 16 plataformas que debaten sobre inteligencia artificial o bricolaje de makers. En muchos de esos talleres solo había una chica y ellas quieren averiguar por qué. Las mujeres son el 20 % en oficios y eventos tecnológicos pero se sienten invisibles, lastradas por estereotipos en el empleo o por el paternalismo de colegas.Verónica Pérez cuenta que al volver de trabajar en el Reino Unido se topó aquí sola en los eventos. «Se hacen más interesantes cuando hay más diversidad. En GalsTech veo mucho dinamismo», añade María Saéz. Lo mismo le pasó a Ana Cidre al volver a Galicia: «En Vigo hay grandes grupos tecnológicos, a las conferencias van 80 o 90 personas pero yo siempre era la única mujer. Pensé: 'Esto no puede ser, tiene que haber mujeres tecnológicas en Galicia'». Al poco, Cidre subió a la Red un formulario para buscar a cien gallegas tecnológicas y en 24 horas recibió 22 respuestas. «Me dije: ‘Tengo que hablar con ellas’ y de ahí surgió la idea de GalsTech. Estamos todas metidas allí para ayudarnos las unas y las otras y para vernos en persona».

 A la primera reunión acudieron 12 mujeres y hoy en día son 32. En la plataforma de mensajes Slack suman 56. Quedan para ir juntas a eventos. «Si no fuese por GalsTech no tendríamos con quien ir a una conferencia en Londres», explica Pérez. Tras conocerse, ella y Cidre han iniciado proyectos conjuntos como diseñar una app para encontrar empleo a nivel internacional.


VERÓNICA PÉREZ
Informática en Inglaterra
Nació en A Coruña en 1981, tuvo un ordenador Spectrum y estudió Ingeniería Informática. Trabajó siete años como analista, technical lead y scrum master en Milton Keynes, cerca de Londres. Volvió a Galicia en verano y emprendió un proyecto personal de desarrollo de «software». Vio el tuit de GalsTech y contactó para ver lo que hacían. «Reivindicamos el papel de la mujer. Fuimos minoría en la facultad y en el trabajo. Hay que salir de los estereotipos existentes en la informática», dice.

 MARÍA SÁEZ
De Vigo a Escocia
Nació en Vigo en 1976, estudió Ingeniería Superior de Industriales y trabajó en la automoción. En el 2000, se formó como gestora de conocimiento en Internet e hizo un máster en Glasgow. Se quedó en Escocia dando soporte informático. «Allí las empresas te forman más», dice. Coordinó las webs de una multinacional en SEO (márketing para buscadores). Regresó en el 2009 por razones familiares y es freelance.

ANA CIDRE
 Londres y Bruselas
Ana Cidre, de padre gallego, nació en 1990 en Londres, donde vivió hasta los 14 años. A los 7 tenía ordenador y con 12 construyó uno. Pasó su adolescencia en Lalín, cambió al arte y en Bruselas hizo un Erasmus, un máster de Economía Internacional y trabajó en programación. Retornó a Sanxenxo. Google la nombró Woman Techmaker Lead de Vigo. «Debido a los prejuicios inconscientes que tenemos, puede ser muy difícil trabajar con otra persona tecnológica solo por ser mujer», dice.