jueves, 5 de abril de 2018

El Camino de Santiago: O Cebreiro-Sarria-Santiago en siete etapas (preparativos del viaje)

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El Camino de Santiago: O Cebreiro-Sarria-Santiago en siete etapas (preparativos del viaje)

La Voz cubre a pie la ruta jacobea, que en el 2017 batió récords con 301.000 peregrinos


Texto: E.V.Pita

Dos periodistas de La Voz cubren a pie el Camino Francés que cruza Galicia para realizar una radiografía del estado y conservación del trazado: solo faltan tres años para el próximo año santo 2021

La Voz se planteó el reto de coger la mochila y salir a andar tras la flecha amarilla para desentrañar las claves de este éxito global que es el Camino de Santiago. Dos periodistas han realizado una serie de reportajes en la que, como peregrinos, relatan su experiencia diaria a lo largo del Camino Francés que cruza Galicia.

El objetivo de este viaje a pie era comprobar la situación real del Camino, porque solo faltan tres años para el próximo año santo 2021. Todo tiene que estar listo cuando se abra de nuevo la Puerta Santa de la catedral de Santiago. La Administración gallega afronta el reto de brindar al romero un sendero cuidado e integrado en un paisaje que es patrimonio de la humanidad de la Unesco.

luvia, barro, ampollas... pero también un patrimonio cultural de prestigio internacional que atrae a romeros de todo el mundo. Prueba de ello es que en el 2017 se batió un nuevo récord con 301.036 peregrinos acreditados en las oficinas de Santiago que otorgan la compostela, el certificado que acredita haber cubierto esta ruta milenaria religiosa. Fueron 25.000 más que en el 2016, año histórico por la afluencia masiva de caminantes, y 30.000 más que el año santo 2010. El Camino de Santiago ejerce tirón entre los extranjeros, que ya han pasado a ser el 56 % de todos los peregrinos. De Italia vinieron 27.073, de Alemania 23.227 y de Estados Unidos otros 17.522. También recorrieron la ruta jacobea ciudadanos de Portugal, Francia, Irlanda, Reino Unido o Brasil, entre 168 nacionalidades distintas. El Camino es ya una aldea global.

Récord histórico de peregrinos

Ni siquiera la dureza del invierno ha frenado esta avalancha. El pasado febrero llegaron a Santiago 2.181 caminantes y a primeros del marzo, 250 más por día. Todo apunta a que el torrente de fieles continuará en Semana Santa. Por ello, La Voz se ha planteado el reto de coger la mochila y salir a andar tras la flecha amarilla para desentrañar las claves de este éxito global. El periódico inicia hoy una serie de ocho reportajes en la que dos peregrinos relatarán su experiencia diaria a pie a lo largo del tramo del Camino Francés que cruza Galicia, el mismo por el que pasaron 176.075 devotos el año pasado. La salida arranca desde Vilafranca de O Cebreiro y la llegada está prevista una semana después a Santiago de Compostela. El objetivo de este viaje a pie es comprobar la situación real del Camino, porque solo faltan tres años para el próximo año santo 2021. Todo tiene que estar listo cuando se abra de nuevo la Puerta Santa de la catedral de Santiago y, quizás, se vuelvan a batir récords de afluencia. La Administración gallega afronta el reto de brindar al romero un sendero cuidado e integrado en un paisaje que es patrimonio de la humanidad de la Unesco.

El Camino Francés es el más popular y su trazado se remonta a la Edad Media, siguiendo viejas calzadas romanas. En él florecieron los intercambios culturales con Europa. Miles de peregrinos les dan vida a las aldeas y viejas corredoiras que integran el drama de la España vacía. Es una arteria que vuelve a bombear. La serie sobre el Reto 2021 apuesta por un diario personal y narra los pasos a lo largo de las siete etapas por tierras gallegas. A la vez, realiza un chequeo de los tramos jacobeos para darle tiempo a la Administración a mejorar aquellos parajes que, a día de hoy, están descuidados o abandonados.

 Serán 157,5 kilómetros a recorrer en siete etapas, una semana de camino, a una media de 22 por jornada. Los periodistas de La Voz se convertirán también en romeros que irán a pie a la vez que hacen una radiografía del estado y conservación del camino, del servicio de los albergues y restaurantes, e incluso de los precios y calidad de los menús. Se harán eco de las mejores historias de los peregrinos que aprovechan el inicio de la primavera y las vacaciones de Semana Santa para lanzarse a andar, cabalgar o correr en bici.

El relato hablará de lo bueno y lo malo del camino, desde ataques de perros sueltos hasta tramos obstruidos por barrizales, señales tramposas para desviar a los caminantes hacia bares, caída de árboles o muros sobre las pistas, o puntos negros que generan extravíos. La ruta jacobea está protegida por leyes del Gobierno gallego desde 1996 para blindar los tramos. El texto que establecía las bases para blindar el entorno de este sendero peatonal con mil años de historia fue refundido en una ley del 2016 más amplia sobre el patrimonio cultural de Galicia. Dicha legislación exige que el ancho de la vía peatonal sea de tres metros, que no crezcan en sus márgenes especies foráneas como el eucalipto, y que no se talen las autóctonas. Tampoco se tolera el tránsito de coches, motos o quads ni canteras o factorías en el entorno. Otro reto es armonizar el entorno arquitectónico y etnográfico, lo que incluye la reconstrucción de aldeas con casas de piedra y la erradicación de las uralitas y el feísmo.

La primera etapa gallega arranca en Vilafranca de O Cebreiro, en Os Ancares, a 1.330 metros de altura. Quienes llegan desde O Bierzo, en León, deben subir por un tramo rompepiernas para alcanzar este pueblo famoso por las pallozas prerrománicas. Asentado en una loma, como una fortaleza, se divisan los valles de León de un lado y los pueblos de Os Ancares desde otro. Al fondo, los picos nevados de Tres Bispos. La iglesia románica de O Cebreiro custodia un cáliz que algunos identifican con el Santo Grial. Tras subir varios altos más y divisar los paisajes de Os Ancares y O Courel, hay descenso hasta los prados de Triacastela. Se llega por una ancestral corredoira flanqueada por árboles de cuento. La segunda etapa, hasta Sarria, da la opción de atajar o desviarse al venerable monasterio de Samos, encajado en un cráter y con un entorno forestal bien cuidado. El destino final de la jornada es Sarria, un pueblo que crece. La tercera jornada exige subir el monte hasta alcanzar Portomarín, con sus calles empedradas con cuestas. La iglesia fortaleza fue movida de sitio antes de inundar el pueblo. El cuarto día de viaje termina en Palas de Rei, que tiene un albergue de estilo japonés. La quinta jornada continúa el descenso, con su paso por Melide, hasta Arzúa. Al día siguiente, la meta es Pedrouzo y, al séptimo, desde el Monte do Gozo, se divisan las torres de la catedral de Santiago.

Claves para hacer bien la ruta
Botas de montaña, poncho, tiritas, menú del peregrino, madrugón y, algo que siempre ayuda, el bordón y la vieira.

Primera lección: los peregrinos no se saludan con un «hola», sino con un «buen camino». Es la frase mágica para darse ánimos los unos a los otros y que por sí misma ya lo resume todo. Segunda lección: siga la flecha amarilla. Y por último: el Camino de Santiago enaltece el espíritu y castiga los pies. Por ello, es obligatorio cuidar los talones machacados por marchas de 20 kilómetros al día de media. La solución son unas tiritas especiales que se adaptan a la piel y absorben las ampollas. Mano de santo. También es recomendable usar botas de montaña de Gore-Tex, porque soportan bien los tramos de tierra y son impermeables, y es que hay algunos tramos enlodados. Las corredoiras se inundan con charcos y el poncho y las katiuskas se vuelven aliados.Otra norma que todo caminante debe asumir: hay que madrugar con las primeras luces. Nada de pegarse al saco de dormir. Ya se desayunará cuando se pueda. Hay que salir y caminar sin parar, sin importar la lluvia. La razón es que los albergues públicos otorgan plaza por riguroso orden de llegada y tras sellar el pasaporte del peregrino, la compostela. Por ello, muchos peregrinos quieren llegar cuanto antes y coger cama gratuita o a precios simbólicos. En el verano, cuando hay aglomeraciones, la ruta jacobea se convierte en un competitivo trail campo a través para ser el primero y también para evitar el excesivo calor del mediodía. En los alojamientos privados, se puede reservar por teléfono, lo que da la tranquilidad de tener una litera y ducha caliente segura al llegar. Respecto a la comida, la mejor opción es apuntarse al menú del peregrino, que incluye un plato caliente, un segundo, postre y bebida a un precio razonable. Posiblemente, cueste lo mismo que otro de carta, pero lo importante es que es la excusa perfecta para charlar con otros peregrinos y comentar las experiencias y conocer sus historias. Son esos caminantes que te has cruzado por varios tramos del camino y cuyas caras te suenan familiares. 

La cena es el momento de oír sus historias. Muchos vienen de muy lejos. Chapurrear inglés ayuda a hacer amistades. Respecto al tradicional bordón del peregrino, ahora la mayoría van en chándal y apoyados en dos bastones de alpinista para apurar la marcha. Los palos ahorran sudor y las cuestas parecen planas.La compostela es imprescindible. La carta la expiden las parroquias, las asociaciones de amigos del Camino o los albergues. Hay que poner el sello en cada etapa para probar que se han recorrido más de 100 kilómetros a pie, distancia que se cubre desde Sarria. Al llegar a Santiago, la Oficina del Peregrino entrega el certificado que acredita el fin del viaje espiritual. Otro consejo importante es aligerar la mochila y salir con poco peso. Pasados 20 kilómetros, parece que es un saco lleno de piedras. Es conveniente llevar saco de dormir y ropa de abrigo. Vestirse por capas de cebolla es un buen truco para usar prendas ligeras. Tampoco puede faltar una botella de agua para evitar la deshidratación en la montaña. Se nota cuando no tienes saliva ni para masticar un sándwich. Procede beber pequeños tragos a lo largo de la caminata, se tenga sed o no. Frutos secos, plátanos o barritas energéticas ayudan.

Claves

CUIDADO DE LOS PIESLa ampolla es el peor enemigo del peregrino. Unas nuevas tiritas las absorben y suponen un gran alivio. Conviene usar botas.

TRADICIÓN: EL BORDÓN Y LA VIEIRA. Los peregrinos más entusiastas llevan capa, sombrero, bordón y una vieira colgada al cuello. La vestimenta usual es el chándal.

LA «COMPOSTELA»Sellar el pasaporte del peregrino. En cada albergue público hay que presentar la carta sellada que prueba que se ha venido a pie.

ALBERGUES PÚBLICOS Y PRIVADOS. Cada etapa está jalonada de albergues. Los públicos dan cama según orden de llegada. A los privados se llama. 

EL MENÚ DEL PEREGRINO, SINÓNIMO DE CONFRATERNIDAD. Fuera de carta, incluye un plato caliente, un segundo, postre y bebida. Muchos piden vino

.HORARIOS: HAY QUE SALIR AL ALBA. La rutina del peregrino es sencilla: acostarse pronto y levantarse temprano, con la luz del alba.



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