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martes, 8 de enero de 2019

La fuga del "Alcatraz" gallego (2018)

La fuga del «Alcatraz» gallego

Turistas que visitan la isla de San Simón confían a sus guías nuevos testimonios y hacen aflorar historias de película, como la de tres astutos presos de la Guerra Civil que huyeron


Link original de la publicación:
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2018/12/16/fuga-alcatraz-gallego/0003_201812G16P10993.htm

Publicado en La Voz de Galicia

Fecha de publicación: 16 de diciembre del 2018

Sección Galicia

Autor: E.V.Pita

Poco a poco van aflorando nuevos testimonios de los trucos de película que usaron algunos presos republicanos recluidos en el campo de prisioneros franquista en la isla de San Simón para fugarse de esta fortaleza flotante en la ría de Vigo. Los propios turistas se lo cuentan a sus guías.

Dicha isla, ahora gestionada por la Xunta, era una especie de Alcatraz gallega. Al igual que la prisión de San Francisco, estaba enclavada en una roca de la bahía y sometida a un férreo régimen disciplinario. Escapar a nado del bastión californiano era casi imposible por las fuertes corrientes marinas. Lo mismo ocurría en San Simón. A ello se suma que poca gente sabía nadar. La prueba es que en la posguerra, cuando la cárcel pasó a ser una colonia vacacional,  un naufragio se cobró la vida de 43 personas al volcar accidentalmente un bote por exceso de peso. Esta tragedia fue recordada erigiendo un cruceiro sobre una roca próxima.

 Si escapar nadando era casi imposible, también lo era saltar al mar sin ser visto. Hasta 16 centinelas armados estaban apostados para controlar todos los ángulos de los muelles, portalones y muros. Disparaban a matar si veían huir a algún preso del recinto. Lo irónico es que los reclusos, muchos de ellos hacinados, podían caminar libremente por la isla cuando no estaban haciendo trabajos forzosos. La mayor parte del tiempo lo gastaban buscando algo que comer. A un escultor se le ocurrió simbolizar esta libertad con huellas de cemento, alguna de las cuales se encaminaba hacia el muro, dando a entender lo fácil que era saltar al mar. Quien lo hiciese era hombre muerto.

Algunos guías turísticos han empezado a recolectar historias de familiares que cuentan cómo algún pariente logró llegar a tierra y esfumarse en plena Guerra Civil o en los primeros años de la posguerra, hasta 1943. Su hazaña permaneció oculta mucho tiempo por temor a represalias. Pero salvo esas excepciones, la fuga era casi imposible. La isla, oficialmente una colonia de trabajo reeducativo, ganó fama de cementerio marino porque de allí se entraba pero no se salía.Algunos médicos prisioneros ayudaban a curarse a otros presos, pero la mortalidad era alta por la falta de medios y el hacinamiento.

Relatos de pescadores de la ría cuentan que al ir en barca chocaban con cuerpos amortajados arrastrados por las corrientes. Testimonios recientes, transmitidos oralmente entre las familias de la zona, revelan que los presos no solo morían de enfermedades o de hambre, sino también ejecutados. Tres reclusos se metieron bajo una barca y la movieron hacia la orilla durante tres días.

Una testigo afirmó recientemente, al visitar la isla, que tenía constancia de que, durante la guerra, seis reclusos fueron fusilados en el muelle de las monjas. Sus cuerpos cayeron directamente en una barca y el pelotón la remolcó hasta tierra para arrojar los cadáveres en una cuneta. Son testimonios hasta hora desconocidos que llegan poco a poco a oídos de algunos guías turísticos de San Simón, relatos que luego difunden.

Algunos visitantes que acuden a ver las instalaciones hacen memoria y, emocionados, confían tradiciones orales recogidas en sus casas. Por eso se sabe que algunos fugitivos lograron escapar. Son historias que permanecieron en silencio durante medio siglo y ahora las familias las empiezan a divulgar.

Uno de los casos más sorprendentes que se ha conocido fue el de tres hombres que aprovecharon un descuido de los vigilantes para esconderse debajo de una barca fondeada. Durante tres días, la lancha se fue aproximando sigilosamente a la orilla de la playa de Cesantes. Debido a que los movimientos eran imperceptibles ningún centinela sospechó. En cuanto tocaron tierra, los tres fugitivos salieron corriendo y se escondieron hasta que terminó la contienda y, pasado un tiempo, volvieron a casa. Guardaron silencio hasta ahora.


miércoles, 13 de junio de 2018

"Destrozan el mejor banco de la ría" (2018)

Destrozan el mejor banco de la ría

Prenden fuego al espectacular mirador con vistas al puente de Rande y las Cíes

E. V. PITA
Publicado el 12/06/2018 en La Voz de Galicia (edición de Vigo)

Link original:
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/vigo/redondela/2018/06/12/destrozan-mejor-banco-ria/0003_201806V12C1993.htm


 Algunos ya lo consideran el mejor banco del mundo pero para otros es solo el blanco de sus actos vandálicos. La silla del alto de Cedeira, que domina una espectacular panorámica del estrecho de Rande y la isla de San Simón, ha sufrido un nuevo atentado. En el 2015, alguien despedazó por completo este mirador de Redondela en forma de trono de madera y hace unos días, otros gamberros le prendieron fuego a los travesaños del lado derecho, de forma que se ha carbonizado parte de su estructura.

El banco tiene peligro de inestabilidad y algún excursionista podría sufrir un accidente, como una caída hacia atrás o la rotura del lado derecho quemado, si el sillón no se repara a tiempo. La frase pintada en el respaldo del asiento que ayudaba a identificarlo, «Galiza it’s different» («Galicia es diferente», en inglés incorrecto) ha quedado consumida por el fuego y ahora solo se lee «it’s different». Además, una pata y un travesaño están carbonizados, así como parte del metal de los asideros, cubierto de ceniza. Eso no impide que los excursionistas se sigan sentando en esta butaca con vistas privilegiadas a la ría de Vigo pero tomando precauciones para no sufrir accidentes. Debido al mal estado de la silla, algunos visitantes temen que, en cualquier momento, el dañado banco se rompa en pedazos por un exceso del peso y porque el lado derecho carbonizado se deshaga y quiebre.

Si esta vez el banco ha sobrevivido al fuego ha sido porque, tras haber sido destruido hace tres años por otros vándalos, el vecino lo reconstruyó y lo volvió a colocar tomó la precaución de engancharlo con hierros a la roca, la cual perforó y atornilló con grueso clavos. La estructura metálica fue anclada al firme granítico y las placas de hierro reforzaron las patas de madera. Gracias a este blindaje, el banco del alto de Cedeira ha resistido las llamas y, a día de hoy, sigue en pie tras este ataque. En el 2015, apareció destrozado en el suelo, convertido en leña y sus restos diseminados por las rocas. Imagen viralEsta poltrona que mira a Randese ha hecho viral en las redes sociales gracias a que ofrece un espectacular plano en picado del puente y las bateas cercanas, como si fuese a vista de pájaro. La imagen poco a poco escala puestos en el ránking de los miradores más famosos de Galicia que es encabezado por el mundialmente conocido banco de Loiba, frente al cabo Ortegal.

Ahora, el de Redondela rivaliza para arrebatar a los de Ortigueira el título de banco más bonito del mundo.La silla del alto de Cedeira ha pasado de ser una auténtica desconocida a convertirse en un polo de atracción de excursionistas que desean disfrutar de unas vistas de vértigo desde las islas Cíes, si no hay bruma, hasta la isla de San Simón. Prácticamente, el visitante tiene la sensación de estar sobrevolando Rande y las bateas en avioneta a causa del ángulo de la pared rocosa donde se asienta este mirador, cuyo emplazamiento empezó a ser divulgado en el 2015. Otro de sus puntos fuertes es que está orientado de este a oeste y, por lo tanto, se puede admirar tanto la salida como la puesta de sol. Circulan por las redes numerosos selfis de visitantes retratados ante este banco, al que solo se puede acceder a pie desde una recóndita pista en la parroquia de Cedeira.

 Los vecinos ya avisan de que no se puede llegar en coche y que hay que escalar por las rocas.Los vándalos se tomaron muchas molestias ya que el banco está ubicado en un lugar casi inaccesible por la abrupta pared rocosa en la que está enclavado. Hay que cruzar un bosque y sortear una formación rocosa y bajar por un estrecho sendero hacia un abrupto desfiladero. Si llegar hasta allí ya es un reto, ya que no hay muchas señalizaciones, más lo es alzarse en la roca donde se asienta esta silla. Hay que trepar por una mole granítica y hacer malabarismos y saltos. El gamberrismo también afecta a otros tramos de este mirador natural. Otras rocas situadas arriba y prácticamente inaccesibles a pie por lo accidentado del terreno, fueron pintarrajeadas con símbolos obscenos. En las cercanías también aparecen tirados plásticos, botellas y otros residuos contaminantes.Este es el segundo banco destrozado. En diciembre del 2015, un vecino que lo fue a visitar a la salida del sol descubrió que unos desalmados le habían serrado las patas y esparcido los troncos por las rocas y la vegetación. Un carpintero de Trasmañó, Fran Peixoto, fue el encargado de colocar el banco en medio de los toxos cuando el sitio empezó a ganar fama por sus vistas. Se inspirió en el asiento de Loiba o en los miradores del cañón del Sil.