lunes, 13 de octubre de 2014

"Recargarás con el sudor de tu frente" (2014)

"Recargarás con el sudor de tu frente" (2014)





Publicado el 11 de octubre del 2014
Suplemento YES, sección Curioso (pp30)
 La Voz de Galicia

PEDALEA Y MANDA OCHO MEGAS
Las estaciones de tren de París, Lille y Bruselas han instalado un invento genial: un cargador que funciona a pedales y que es divertido
TEXTO: E. V. PITA

Último aviso para los pasajeros que van a embarcar en el tren TGV de la estación de Paris-Montparnasse. Llegará con un retraso de 20 minutos. El pasajero desesperado va a comunicar a sus allegados que llegará tarde a cenar pero la batería del móvil está agotada.
Entonces, observa a tres usuarios que pedalean sobre sendas bicis estáticas, mirando unos hacia otros como si estuviesen sentados en un quesito del Trivial. Para su sorpresa, el ejercicio sirve para recargar el teléfono móvil. Está salvado. Enchufa su cargador a la bici, da unas pedaladas y la batería recobra vida, lo justo para avisar en casa o a los amigos.

DE CHÁCHARA
Estaciones de Francia y Bélgica, sobre todo las de alta velocidad, están implantando este genial invento que hace las delicias de los pasajeros,quienes entre risas y sudor suministran energía renovable y a coste marginal cero a sus dispositivos. Entre las terminales galas que ya montaron estos aparatos están la de París y la de Lille-Europe, por donde circulan los TGV hacia Bélgica. En Lille, tres pasajeras cargadas con bolsas
de tiendas se pasan un buen rato de cháchara mientras pedalean divertidas.
En Bruselas-Midi, la terminal de la que parte el lujoso Thalys y el ICE alemán, un orondo hombre de negocios sentado sobre la máquina lo da todo mientras mantiene la línea, nunca mejor dicho. Y es que tras tantas horas sentado en un tren cualquier excusa es buena para estirar las piernas.
En realidad, la batería se podría cargar en las clavijas de los asientos de los trenes, idóneos para mantener encendidos los ordenadores y tablets.
Pero la clave del éxito del pedaleo es que es divertido. Por ejemplo, en la estación de buses de National Express de Birmingham existen unas taquillas que recargan dentro el teléfono por una módica cantidad. Quizás sea igual de útil pero más soso que subir a la bici estática y resucitar la batería, lo justo para mandar un WhatsApp contando su experiencia y hacerse un selfie. Además, las máquinas están situadas siempre en amplios vestíbulos y lugares de paso porque la idea es que los usuarios se entretengan y lo pasen bien mientras esperan aburridos en los andenes.
La prueba es que, al lado del recargador a pedales, siempre hay otros gadgets para disfrute del viajero. En Lille y en París-Montparnasse colocaron un piano de cola de uso libre y gratuito. Los pasajeros pasan el tiempo tocando sus melodías favoritas, algunos cosechan aplausos y propinas y otros son felices aporreando las teclas.
Tanto el piano como el recargador son un oasis de energía positiva durante los estresados viajes de negocios a la capital europea.

sábado, 4 de octubre de 2014

"Bruselas: Una calle de casitas de... chocolate" (2014)


Publicado en:
La Voz de Galicia / Suplemento YES / 4 de octubre de 2014

Una calle de casitas de... chocolate

http://reportajesdeevazquezpita.blogspot.com/2014/10/publicado-en-la-voz-de-galicia.html

La Rue au Beurre desemboca en la Grand Place de Bruselas. En 500 metros se concentran mitos como Leónidas y tiendas que exhiben sus colecciones de bombón y trufas.

TEXTO Y FOTOS: E.V.PITA

Posiblemente sea la acera con más bombones por metro cuadrado.La Rue au Beurre no es apta para golosos. La calle de la manteca aparece como un inesperado descubrimiento en el corazón de la capital europea, Bruselas, a unos metros de la concurrida Grand Place, cubierta con alfombras de flores. Y es que hay vida más allá del gofre. Los chocolatiers han montado una veintena de tiendas especializadas en las recetas tradicionales belgas del cacao así como las colecciones de “macarons” franceses. El visitante se adentra en 500 metros bañados en apetitoso dulce. Es inevitable sufrir el mal de Stendhal, el agotamiento que padecen los turistas japoneses en Florencia al marearse tras admirar tantas bellas obras de arte.
En la calle de los chocolates, la vista cae rendida ante tantos escaparates llenos de cosas ricas... y caras.

LOS MAGOS DEL CACAO
La emblemática marca belga Leónidas,reina del praliné, presenta sus más deliciosos caprichos con envoltorios “retro” pero el paseante no pierde la pista a otros reyes de la manteca de cacao. Por ejemplo, una de las tiendas muestra una fila de cientos de cucharas de plástico clavadas en cubos de chocolate caliente con leche.
Hay otras variaciones, acompañado con trazas de nuez o avellana, en color blanco o al estilo capuccino. La idea se ha extendido también a Holanda. Basta con meter el cubito en una taza con leche caliente y remover. Por tres euros, el cliente se puede llevar su propio tazón de chocolate caliente para beber mientras camina.
En la puerta siguiente está la Maison J. Dandoy Speculoos, fundada en 1829,y que exhibe lujosas cajas con una selección de galletas de pan de jengibre sobre las que está grabado un molino flamenco. Esta tradicional galleta artesanal hecha con azúcar moreno y canela, nuez moscada y clavo se regala a los niños en la fiesta de San Nicolás.
La siguiente tienda, Elisabeth Chocolatiers, da la siguiente bienvenida: “Si puedes ser algo, sé dulce”. Con este mensaje positivo, el resto del escaparate entra fácilmente por los ojos. Allí el maestro chocolatero elabora trufas de sabor clásico o de champán, o de pera Williams. Las promocionan como bonitas bolas redondas para gustos delicados. Sin dejar de lado los praline al té Earl Grey o a la vainilla con Bourbon.

La siguiente casa es La Cure Gourmande, una cadena fundada en 1989, especializada en chocolate fino, con sabor a cereza negra, así como caramelos, chupetes, galletas y preciosas cajas decorativas. Su decoración “retro” apela a la nostalgia de los dulces de la abuela y de la Belle Epoque.

A pocos metros encontramos otra tienda delicatessen, que permite saborear sus productos en una terraza. Se trata de Darcis Maitre Chocolatier, que en Facebook promociona especialmente los macarons, un invento francés que consiste en un sandwich redondo de almendra coloreada con relleno de fresa, coco, chocolate y otra docena de cosas ricas. Maneja un catálogo de 22 sabores.

Los siguientes establecimientos también abren el apetito. Por ejemplo, uno, ligado también a Elisabeth Chocolatier, exhibe en su escaparate unas copas de cristal repletas de gigantes merengues rosas, bombones o galletas de almendra envueltas en cucuruchos.

A pocos pasos encontramos el establecimiento de Jean Galler, un maestro chocolatero belga cuya tradición familiar se remonta a 1930. Parece una estrella de rock aunque desde los 16 años se dedica a experimentar con la manteca y el cacao. Sus lemas son la pasión por el chocolate, el amor a la perfección y la innovación constante, motivo por el que fue galardonado en 1994 y el 2002.

Al igual que otros, apuesta por su colección selecta de macarons y ofrece una degustación en su galería donde los postres son exhibidos como esculturas de arte. Al igual que los diseñadores de moda, lanzan sus colecciones de tabletas de cacao.

La calle termina con la más convencional The Belgian Chocolates, cuyo punto fuerte son las cajas con forma de casitas flamencas pensadas para captar la atención del turista que anda a la busca de un regalo con lazos para llevar a sus allegados. Finalmente, aparece la tienda del maestro Pierre Ledent que trabaja también los macarons. ¡Y entre sus figuras de chocolate exhibe una concha de vieira!