Háckers, fantasmas y leyenda
Antes de la llegada de las fábricas de «trolls» en Rusia, los piratas informáticos vivieron una época gloriosa. En 1995, Tsutomu Shimomura desenmascaró al escurridizo Kevin Mitnick, un hácker juvenil legendario. Otro «fantasma» en el sistema fue la «hacktivista» Parisa Tabriz, ahora «Princesa de Seguridad» de Google.
Autor: E. V. Pita
Publicado el 28 de enero del 2018 en el suplemento ExtraVoz RED de La Voz de Galicia
Texto original de La Voz:
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/extravozred/2018/01/26/hackers-fantasmas-leyenda/00031516967606754795242.htm
Kevin Mitnick, el hácker más famoso de los años 90 en Estados Unidos, cuenta en su libro Un fantasma en el sistema que, tras ser detenido y condenado, tuvo que pedir permiso a su agente de la condicional para viajar a Washington para hablar sobre la seguridad informática ante una comisión del Congreso de Estados Unidos. Estaba alucinado de que los políticos más importantes del país quisieran oír lo que tenía que decir el cibercriminal más legendario del mundo.
Eran finales de los años 90 y llevaba una década escapando del FBI. Recuerda en su libro que la policía irrumpió en su casa cuando él tenía 17 años porque sospechaban que usaba su módem para atacar los ordenadores de la compañía telefónica. En el 2003, Mitnick viajó a Santiago de Compostela para dar una charla en la convención eGallaecia, un evento centrado en la seguridad de la información. Un joven se acercó a la leyenda y le pidió hacerse una foto con él (entonces, no había selfis). Se trataba de otro famoso hácker vigués, Antonio Fernandes, ahora tecnólogo y fichado por la UE para asesorar en temas de ciberseguridad. Fernandes aún recuerda el encuentro con Mitnick: «Aquel evento era adelantado a su tiempo y Mitnick era un ponente muy solicitado. Todavía conservo la foto con él. Es una leyenda».
Fernandes añade que «a nivel nacional yo respecto mucho a la gente de los grupos con los que crecí como !Hispahack, Els Apostols, La Vieja Guardia, DSR o los portugueses T0xyn». También menciona a los «pioneros europeos» Chaos Computer Club (CCC), «quienes siguen organizando algunos de los eventos más pros de Europa». Sobre a lo que se están dedicando ahora los háckers, Fernandes se muestra discreto: «No lo sé, cada uno a lo suyo, ¿no? Suelen estar metidos en investigación de temas de cyber, mayormente, y otros en materias de hacktivismo, en general. Habrá de todo, pero solo los profesionales son los que tienen acceso a según qué cosas».
Quince años después de aquella foto con Mitnick, Fernandes es un hácker ético que organiza cada trimestre el Hack & Beers en Vigo, una serie de ponencias a la que acuden expertos en seguridad. La otra responsable de este evento es Belén Pérez, quien defiende la visibilidad de la mujer en las profesiones tecnológicas. Para ella, su héroe favorito es el hácker ético Tsutomu Shimomura.
Se trata precisamente de un experto en supercomputadores de Silicon Valley que capturó, al margen del FBI, al mítico Mitnick porque se tomó como una ofensa personal que el pirata informático hiciese una intrusión en su ordenador y que, además, se burlase de él con un mote relativo a su origen japonés.
Shimomura cuenta en el libro Takedown (1997) cómo encontró el apartamento desde el que operaba el forajido intomático más buscado de Norteamérica. Algunos agentes lo veían como alguien obsesionado con la informática pero inofensivo. Sin embargo, su captor resalta en el epílogo de la crónica de la captura: «Mitnick tuvo quince años y seis arrestos para averiguar lo que está bien y lo que está mal. Un juez hizo un esfuerzo especial para darle una segunda oportunidad. Su verdadero delito es haber violado el espíritu de la ética hácker. No está bien leer correos ajenos y creer que hay que compartir tecnologías informáticas no es lo mismo que creer que está bien robarlas». Siente que la antigua confianza en Internet se quebró.
Fernandes añade que «a nivel nacional yo respecto mucho a la gente de los grupos con los que crecí como !Hispahack, Els Apostols, La Vieja Guardia, DSR o los portugueses T0xyn». También menciona a los «pioneros europeos» Chaos Computer Club (CCC), «quienes siguen organizando algunos de los eventos más pros de Europa». Sobre a lo que se están dedicando ahora los háckers, Fernandes se muestra discreto: «No lo sé, cada uno a lo suyo, ¿no? Suelen estar metidos en investigación de temas de cyber, mayormente, y otros en materias de hacktivismo, en general. Habrá de todo, pero solo los profesionales son los que tienen acceso a según qué cosas». Quince años después de aquella foto con Mitnick, Fernandes es un hácker ético que organiza cada trimestre el Hack & Beers en Vigo, una serie de ponencias a la que acuden expertos en seguridad.
La otra responsable de este evento es Belén Pérez, quien defiende la visibilidad de la mujer en las profesiones tecnológicas. Para ella, su héroe favorito es el hácker ético Tsutomu Shimomura. Se trata precisamente de un experto en supercomputadores de Silicon Valley que capturó, al margen del FBI, al mítico Mitnick porque se tomó como una ofensa personal que el pirata informático hiciese una intrusión en su ordenador y que, además, se burlase de él con un mote relativo a su origen japonés.
Shimomura cuenta en el libro Takedown (1997) cómo encontró el apartamento desde el que operaba el forajido intomático más buscado de Norteamérica. Algunos agentes lo veían como alguien obsesionado con la informática pero inofensivo. Sin embargo, su captor resalta en el epílogo de la crónica de la captura: «Mitnick tuvo quince años y seis arrestos para averiguar lo que está bien y lo que está mal. Un juez hizo un esfuerzo especial para darle una segunda oportunidad. Su verdadero delito es haber violado el espíritu de la ética hácker. No está bien leer correos ajenos y creer que hay que compartir tecnologías informáticas no es lo mismo que creer que está bien robarlas». Siente que la antigua confianza en Internet se quebró.
No hay comentarios:
Publicar un comentario