La Voz de Galicia
5 de
abril del 2009
Carl Djersassi, inventor de la píldora anticonceptiva (2009)
"Nadie desarrolla un anticonceptivo para hombres porque prefieren la Viagra"
Por E.V.Pita
Vigo
El
padre de la píldora anticonceptiva, el químico austríaco Carl
Djerassi, sube jovial a sus 85 años las escaleras de un hotel de
Vigo, ayudado de un bastón. Es la primera vez que visita la ciudad,
para recoger el premio Alecrín 2009 que le otorga la asociación
feminista en reconocimiento por el invento que en 1951 dio libertad y
poder a la mujer sobre su maternidad y separó el acto sexual de la
reproducción. Le acompaña su hija. Dice que adquirió su feminismo
intelectual «en la cama» con su esposa ya fallecida, tras una
discusión seria sobre el poder social que tenía antes el hombre.
-En
su visita a Vigo, ¿ha visto muchos niños por la calle?
-(Se
ríe). Esa es buena. No he visto muchos. He comido en un restaurante
con maravillosas vistas a la ría, pero lleno de viejos. Aquí los
mayores no llevan a sus hijos a comer fuera.
-¿Qué
opina del envejecimiento en Europa?
-España
tiene un problema. Para que un país mantenga una población
necesita una media de 2,2 hijos por pareja. Las décimas son porque
siempre mueren algunos. Europa tiene una media de 1,5 hijos, y allí
la separación de sexo y la reproducción es un hecho. Solo Albania
tiene dos hijos de media. Y Francia y Suecia, porque fomentan la
natalidad y dan facilidades a las mujeres. Sin inmigración, España
habría perdido al 30% de su población. Eso podría ocurrir en
Bulgaria, adonde nadie quiere emigrar.
-¿Qué
habría pasado sin una píldora anticonceptiva?
-Lo
mismo, pero con más abortos ilegales. La píldora liberó la
conducta sexual, porque fue un método privado de la mujer y eliminó
el miedo al embarazo. El efecto fue muy fuerte y restó
responsabilidad al hombre.
-¿Por
qué nadie comercializa una píldora masculina?
-Es
triste. Tenemos tecnología para hacerla realidad, pero nadie la
desarrolla un anticonceptivo para hombres porque prefieren potenciar
la virilidad, con pastillas como la Viagra. Hay razones económicas
para no investigar nuevos métodos contraceptivos que ayuden a
Uganda, donde la mitad de la población son niños. Las
farmacéuticas quieren vender a los ricos, que son viejos como yo.
Estoy feliz de que investiguen el cáncer.
-La
edad biológica ideal para concebir es con quince o veinte años,
pero ahora muchas mujeres alumbran su primer hijo con 35, una vez
realizadas profesional y mentalmente. ¿Qué es preferible, la edad
biológica o la social?
-Debe
ser la edad a la que se sea una buena madre.
-La
tecnología permite congelar el tejido ovárico en la juventud y,
luego, usarlo para alumbrar dos décadas después. ¿Habrá madres
de 50 años?
-No,
la gente se imagina escenarios terroríficos que son absurdos. Si
preguntamos cuántas mujeres quieren tener un hijo a los 60 años,
las podemos contar con los dedos de una mano amputada. Pero sí se
podrá extender el reloj biológico de la mujer de los 35-40 años a
los 40-45, y ganar de cinco a diez años de fecundidad. Cuando esto
lo cubra la seguridad social, la sociedad cambiará. Una pareja
podrá planear sus niños, que serán deseados. Eso reducirá el
aborto.
-¿Qué
opina de la campaña del Vaticano contra los métodos
anticonceptivos?
-Es
ilógica. No se puede aceptar que una pareja que tiene tres hijos,
mantenga solo tres relaciones sexuales en toda su vida. No es
realista. El hombre y el chimpancé son de las pocas especies que
tienen sexo todos los días. Es una tentación. Cada 24 horas hay
100 millones de actos sexuales en el mundo. Un millón son
fertilizaciones, la mitad no planeadas ni deseadas. Hay 50.000
abortos ilegales al día, la mayoría en países católicos.
Vigo
El padre de la píldora anticonceptiva, el químico austríaco Carl Djerassi, sube jovial a sus 85 años las escaleras de un hotel de Vigo, ayudado de un bastón. Es la primera vez que visita la ciudad, para recoger el premio Alecrín 2009 que le otorga la asociación feminista en reconocimiento por el invento que en 1951 dio libertad y poder a la mujer sobre su maternidad y separó el acto sexual de la reproducción. Le acompaña su hija. Dice que adquirió su feminismo intelectual «en la cama» con su esposa ya fallecida, tras una discusión seria sobre el poder social que tenía antes el hombre.
-En su visita a Vigo, ¿ha visto muchos niños por la calle?
-(Se
ríe). Esa es buena. No he visto muchos. He comido en un restaurante
con maravillosas vistas a la ría, pero lleno de viejos. Aquí los
mayores no llevan a sus hijos a comer fuera.
-¿Qué
opina del envejecimiento en Europa?
-España
tiene un problema. Para que un país mantenga una población
necesita una media de 2,2 hijos por pareja. Las décimas son porque
siempre mueren algunos. Europa tiene una media de 1,5 hijos, y allí
la separación de sexo y la reproducción es un hecho. Solo Albania
tiene dos hijos de media. Y Francia y Suecia, porque fomentan la
natalidad y dan facilidades a las mujeres. Sin inmigración, España
habría perdido al 30% de su población. Eso podría ocurrir en
Bulgaria, adonde nadie quiere emigrar.
-¿Qué
habría pasado sin una píldora anticonceptiva?
-Lo
mismo, pero con más abortos ilegales. La píldora liberó la
conducta sexual, porque fue un método privado de la mujer y eliminó
el miedo al embarazo. El efecto fue muy fuerte y restó
responsabilidad al hombre.
-¿Por
qué nadie comercializa una píldora masculina?
-Es
triste. Tenemos tecnología para hacerla realidad, pero nadie la
desarrolla un anticonceptivo para hombres porque prefieren potenciar
la virilidad, con pastillas como la Viagra. Hay razones económicas
para no investigar nuevos métodos contraceptivos que ayuden a
Uganda, donde la mitad de la población son niños. Las
farmacéuticas quieren vender a los ricos, que son viejos como yo.
Estoy feliz de que investiguen el cáncer.
-La
edad biológica ideal para concebir es con quince o veinte años,
pero ahora muchas mujeres alumbran su primer hijo con 35, una vez
realizadas profesional y mentalmente. ¿Qué es preferible, la edad
biológica o la social?
-Debe
ser la edad a la que se sea una buena madre.
-La
tecnología permite congelar el tejido ovárico en la juventud y,
luego, usarlo para alumbrar dos décadas después. ¿Habrá madres
de 50 años?
-No,
la gente se imagina escenarios terroríficos que son absurdos. Si
preguntamos cuántas mujeres quieren tener un hijo a los 60 años,
las podemos contar con los dedos de una mano amputada. Pero sí se
podrá extender el reloj biológico de la mujer de los 35-40 años a
los 40-45, y ganar de cinco a diez años de fecundidad. Cuando esto
lo cubra la seguridad social, la sociedad cambiará. Una pareja
podrá planear sus niños, que serán deseados. Eso reducirá el
aborto.
-¿Qué
opina de la campaña del Vaticano contra los métodos
anticonceptivos?
-Es
ilógica. No se puede aceptar que una pareja que tiene tres hijos,
mantenga solo tres relaciones sexuales en toda su vida. No es
realista. El hombre y el chimpancé son de las pocas especies que
tienen sexo todos los días. Es una tentación. Cada 24 horas hay
100 millones de actos sexuales en el mundo. Un millón son
fertilizaciones, la mitad no planeadas ni deseadas. Hay 50.000
abortos ilegales al día, la mayoría en países católicos.
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